Casa Bella Vista

Tocaba entrada sobre Manali y la vecina Vashist, que es donde estamos ahora, pero la velada de anoche en Casa Bella Vista con Marta, me ha hecho cambiar los planes.

Paseábamos despreocupados por la tranquila y única calle de Vashist, en la que nadie te molesta más allá del portal de su negocio, cuando unas voces hispanas nos hicieron detener y entablar conversación. Silvia, con un familiar acento barceloní, nos empezó a explicar muy entusiasta cómo esa era su sexta visita a la India, y que venía a ver a su hija Marta que no solo llevaba seis años en este país si no que además estaba casada con un indio. Marta estaba tomando un chai un poco más arriba y allí que nos fuimos junto con la dicharachera Silvia y su otra hija Mar, a seguir la conversación. Nos contó que tenía un “negoci” en old Manali, una casa con habitaciones y un restaurante en el que servía entre otros manjares de nuestra tierra, ¡tortilla de patata! No qusimos hacerles perder más tiempo y nos despedimos prometiendo pasar a cenar por su restaurante.

El lugar era magnífico, en lo alto del pueblo, con unas vistas envidiables, se erguía una gran y hermosa casa que combinaba la piedra, la madera y los espacios abiertos con un plácido toque feng-sui. Y no sólo pudimos comer tortilla de patata, si no que le regalamos también a nuestros estómagos champiñones al ajillo, huevos fritos, patatas bravas, una pizza al horno de piedra, y hasta una ensalada aliñada con aceite de oliva extra-virgen!

Y no es que estemos comiendo mal, porque a la supuestamente variada cocina hindú (mucho que comentar al respecto), hemos añadido a nuestro menú del viaje la cocina nepalí, china, tibetana, koreana, japonesa, árabe, italiana y alguna otra que ahora no recuerdo, pero es que realmente nuestra cocina es digna de ser añorada creo que en cualquier parte del mundo.

Pero no era realmente el hambre lo que nos llevo a buscar la escondida Casa Bella Vista, si no nuestra ya nerviosa necesidad de intentar entender lo que estamos viviendo en este país, hambre por intentar aprender algo más allá de la superficial postal que nos ofrecen sus inaccesibles habitantes.

Cuando estábamos tomando el chai, Marta apareció sonriente, se sentó con nosotros, y comenzamos a charlar y charlar y charlar… Nos contó cómo había llegado hasta aquí después de haber estado viajando sola más de dos años, cómo conoció a Guiri en un curso de yoga justo en el momento en el que había decidido marcharse a Japón a trabajar dándo clases de español e inglés, cómo se tuvo que poner firme junto con él ante una familia tradicional cuando decidieron casarse… Sí, esta encantadora mujer a la que escuchábamos embelesados con su acento cual masala hindú (indefinida mezcla de especias) entre inglés, hindi, punjabi, castellano como segunda lengua y catalán de Barcelona como fondo aglutinador, tenía mucho que contarnos, mucha India odiada y amada corriendo por sus venas.

Y comenzamos a hacerle preguntas y preguntas y preguntas… y ella, siempre sonriente, nos iba contando y contando y nosotros le cortábamos nerviosos porque queríamos saber más y más… Y sucedió lo que suele suceder en estos casos, que nuestra sabida ignorancia no sólo no fue sanada, sino que a medida que íbamos aprendiendo sobre este singular país, más nos dábamos cuenta de que era imposible comprenderlo si no te integrabas en sus entrañas como había hecho ella.

Silvia apareció tras casi las dos horas que estuvimos hablando, tiempo que se nos fue como un suspiro, y le dijo a Marta que Uma se había puesto a llorar y sólo quería ver a su madre… Uma (su niña pequeña de 1año) lleva el nombre de la reencarnación de Parvati, que representa a la gracia… Ram (su niño de 6 años que ya se maneja con soltura en hindi, punjabi, inglés, catalán y castellano ) lleva el nombre de la reencarnación de Vishnu, regidor del universo (que Shiva me perdone si me equivoco con estos datos). Esto de los dioses es un poco complicado, de ahí que posiblemente haya dicho alguna tontería, y es que según la guía del trotamundos hay unos 300 millones de dioses. Luego nos dijo Marta que no era así, que tan solo eran unos 6 millones…

Y Marta se fue a cuidar a su niña, y nosotros nos fuimos a digerir todo aquello, la tortilla de patatas, y esa nueva India que habíamos comenzado a conocer.


Para los que queráis pasaros por Bella Vista, absolutamente recomendable, aquí van sus datos:

Casa Bella Vista

Log Hut Area, Manali (H.P.)

Tfno: 01902-251985  -  098166-99663

One Response to “Casa Bella Vista”

  1. Lady H Says:

    parece que leía el capítulo de una novela…ayyyyyyy…cuando vuelvas la que te va a acribillar a pregunatas soy yo. Qué pena no estar ahí, en la caravana del próximo año me subo, de verdad. Este no era mi verano, tú bien lo sabes!

    Por un momento me había parecido que Baku llevaba una corbata roja…y estaba flipando!!

    Besitos campeones

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