Cierre del blog
Domingo, Enero 10th, 2010Escribir la entrada para finalizar el blog de un viaje terminado hace año y medio debe querer decir algo…
Aunque tampoco es algo trascendental, simplemente es la consecuencia de lo que se ha podido ir leyendo en las distintas entradas escritas aquí.
El ritmo vital de India, el día a día, el minuto a minuto es tan diferente a lo que aquí vivimos que la adaptación es compleja. El norte, cerca del Tibet, es más llevadero, respiras mejor, pero el resto es agotador, consume una energía inusual.
También el tipo de viaje realizado, yendo de aquí para allá, no es el formato que a mi me gusta, prefiero llegar a un lugar que me diga algo y quedarme allí un tiempo. Pero ya se sabe que el viaje grupal tiene ese precio.
Así que año y medio después, iniciando la confección del blog4, Paseando por Norteamérica, me encuentro con esta tarea pendiente, el blo2 estaba colgado de sin un final que cerrara esa etapa viajera. Y aquí estoy, evocando aquellas imágenes que no son fáciles de olvidar, ni tampoco hay necesidad de olvidar nada, desde luego. Me marché de allí pensando “este país lo pongo el último en la lista de lugares a los que me iría a vivir, pero quiero volver algún día a visitar lo que aún no he visto, y a disfrutar con otro ritmo de algunos lugares ya visitados”. Y con la perspectiva más certera que da la distancia, sigo pensando lo mismo que entonces, me ha quedado esa sensación de “buf, qué estrés, había que salir de allí..” y también esa “mmmh, habrá que volver por allí, sí, dentro de un tiempo…”.
La verdad es que han quedado muchas cosas interesantes que contar, es una pena, pero cuando el estado de ánimo está tenso y además los asuntos tecnológicos tampoco ayudaban mucho, pasa lo que pasó. Pero al menos voy a citar los lugares por los que pasamos desde que escribí acerca de Haridwar y Rishikesh, dejando aunque sólo sean unas breves palabras sobre ellos.
Nainital fue el último contacto con el norte de aire fresco, un lugar de vacaciones para los Indios, una especie de Biescas pero a lo indio. Se estaba bien, pero no es un lugar como para repetir. Volvimos a Delhi, donde recogimos a Cris y de ahí nos fuimos a uno de los lugares más fascinantes del viaje: Amritsar. Amritsar sólo es el Golden Temple, bastión de los Sijks (peculiares personajes, recomiendo leer algo sobre ellos, por ej. http://es.wikipedia.org/wiki/Sijismo), pero aunque el interés de esa ciudad termine en el Templo Dorado, la sola visita a ese lugar ya casi hace merecer la pena el viaje hasta la India. Es uno de los lugares a repetir, y también será recomendable volver a dormir dentro del templo.
La siguiente etapa fue Jaipur, de la que ha ha contado algunas cosas Ignacio y de allí a Jaisalmer, visita también muy interesante. Lo venden con el atractivo de ir a dormir al desierto, lo cual nos hizo tener ciertos problemitas a la hora de contratar la aventurita, pero la ciudad en si misma es realmente impresionante, mágica. Si además se les ocurriera cuidarla un poco más y por ejemplo enterraran los miles de kilómetros de cables eléctricos que cuelgan penosamente por sus impresionantes calles, ya sería la releche.
De allí fuimos a Puskar, reducto neo-hippie y también de Israelís viajeros, donde se pueden pasar unos días agradables si no te dejas contaminar por tanto “superguay” que circula suelto por sus calles. Y luego Udaipur, bonita ciudad a la que llegué diarreico perdido. No está mal el lugar, para una primera vez está bien. Aquí fue donde Cris e Ignacio se separan y se marchan por delante a coger su vuelo que salía unos días antes que el de Baku y mío, así que nos quedamos los dos solicos, dejándonos llevar en los últimos días. Chittorgarh, pueblo cercano a Udaipur, fue una visita rápida, tenía una interesante fortaleza con algunas bonitas edificaciones. Y de allí a Mumbai donde nos dedicamos sólo al tema comercial, a comprar los regalos de rigor.
Y bueno, pues hasta aquí llega este blog, este accidentado relato de uno de esos lugares de la tierra que descoloca a cualquier occidental. Si algún lector que no ha estado allí duda si ir o no, mi recomendación es rotundamente sí. Ahora bien, mi otra recomendación es hacerlo sin ningún tipo de expectativa, ni para lo bueno ni para lo malo. Hay que dejar que todo fluya libre de prejuicios. Luego, a la vuelta, ya habrá tiempo de digerir todo aquello y de juzgar si se tiene necesidad de ello. India es… diferente, y como se suele decir, no deja indiferente a nadie, pero es tan peculiar que a cada cual le llega algo muy distinto que al otro, aún incluso viajando juntos.











































